Aunque para muchos, el mejor momento del día para ejercitarte es la mañana, no todos contamos con voluntad y disposición de entrenar a esas horas.
Seguramente, cuando escuchas la alarma de tu despertador, ves imposible levantarte y vestirte para ir al gimnasio. ¡No temas! Hay toneladas de consejos para ayudarte a convertirte en una persona de entrenamiento matutino.
Estos consejos son fáciles e indoloros, ¡anímate e inténtalos!
Disfruta de un buen equipo de entrenamiento. Si estás comenzando una nueva rutina, será difícil sentirse emocionado por sudar cuando usas ropa vieja.
Consentirte con ropa nueva, de ejercicio, sin duda, te ayudará a motivarte para que te sientas bien.
Existen grandes opciones para todos los géneros, tipos de cuerpo y actividades. Así que tómate tu tiempo para buscar nuevos pantalones de yoga que te hagan sentir increíble o zapatos que te hagan parecer que estás caminando en las nubes.
Prepara tu ropa y tu bolso de gimnasio la noche anterior. Ahora que tienes un equipo excelente, hazte las cosas más fáciles en la madrugada, preparando tu bolso de gimnasio la noche anterior.
Te ahorrará tiempo y te permitirá dormir durante unos preciados minutos adicionales. Poner tu atuendo completo y mantener tu bolso, junto a la puerta, elimina cualquier excusa.
Asegúrate de tener todos los elementos esenciales. Incluye una nueva pieza de ropa, algunas bolsas de plástico para cualquier artículo sudoroso post-entrenamiento, o cualquier artículo de tocador.
Regístrate en las clases con anticipación. Si aún necesitas un poco de ayuda para motivarte, inscribirse en las clases grupales, por adelantado, puede ayudarte a cumplirlo.
La mayoría de los gimnasios tienen cargos por cancelación tardía o penalidades, por lo que es menos probable que canceles una clase cuando ya la pagaste.
Programa tus entrenamientos. Reuniones de trabajo, citas con el médico, visitas familiares: programas todo lo demás en tu vida. Entonces ¿por qué no tu rutina de ejercicios?
Conseguir el tiempo por ti mismo te ayudará a ejercitarte y, eventualmente, te acostumbrarás. ¡Ni siquiera perderás el tiempo que solías pasar acurrucado en la cama!