Para muchos, estudiar puede resultar ser una tarea difícil. La hiperactividad, el poco interés, o el sinfín de factores distractores, pueden convertirse en la excusa perfecta para no iniciar una capacitación.
En tiempos modernos, postergar el crecimiento profesional no es una opción. El esfuerzo conlleva a la superación, lo cual, en un mundo tan competitivo, quedarse atrás es anclarse en la inoperatividad.
Realmente, aplicarse al estudio no es complejo, sólo es necesario adquirir un hábito para que la costumbre del aprendizaje se haga una actividad cotidiana, y no un suplicio interminable.
Técnicas para estudiar de manera fructífera
Compartir lo que se estudia. Tal como si fuera una historia, contarle a alguien lo que se está estudiando puede aclarar las propias dudas. Mejorar la sintaxis de las ideas también será otro beneficio.
La motivación es fundamental. Tomarse cinco minutos antes de estudiar es importante. Proyectarse como una persona que es capaz e inteligente, puede mejorar el desempeño el estudio.
Detectar la idea. Todo tema tiene una idea central o eje rector. Detectar lo fundamental disipará los elementos secundarios, invirtiendo mayor energía en lo primordial.
Aprovechar la hora de productividad. Según un estudio de la Universidad de Notre Dame, en Indiana, la mayoría de las personas tienen un momento en el día en el que son más productivos. Por lo que potenciar el estudio en ese momento resultará de gran ayuda.
Visualizar. Convertir la información es imagen facilita la retención de lo estudiado.
Asociar. Generar conexiones entre las ideas es beneficioso para comprender a plenitud. Hacer asociaciones permite retener información. Por lo cual, al concertar una idea, la otra vendrá casi de inmediato.
Música para enfocar. Según un estudio realizado por la Escuela de Medicina de Stanford, escuchar música clásica mejora el rendimiento. Además, mejora el estado de ánimo y ejercita algunas partes del cerebro que contribuyen a optimizar la atención.
Ejercitar. Realizar actividades físicas antes de estudiar contribuye a la concentración. El Dr. Dougals Mckeag, de la Universidad de Indiana, demostró que después de ejercitarse la sangre del cerebro se extiende con mayor fluidez. Lo que significa que retener la ideas podría ser más rápido que lo habitual. No significa correr un maratón, con caminar unas cuadras basta para mejorar la oxigenación cerebral.
Con estos datos las excusas se acabaron. Formarse y capacitarse son la clave del éxito y la evolución personal y profesional.
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