Mejorar nuestra apariencia es cosa de un conjunto de factores: un buen plan nutricional, bastante agua, aire fresco, ejercicios, dormir bien y el menor estrés posible. Pero en éste mundo agitado en donde resulta difícil cumplir con todo, vale la pena intentar al menos el primero de ellos. En otras palabras, comer sano para verse más joven.
Pues aunque no lo crean, los malos hábitos alimenticios, como ingerir gran cantidad de grasas y azúcares o muchas bebidas estimulantes (como el café), son perjudiciales para nuestra piel y por ende para la mayor parte de nuestra presentación. Mientras que una mala dieta, aquella que sólo nos lleve a constantes cambios de peso, sólo resultará en una de las principales causas de las temibles arrugas (luego de la excesiva exposición al sol). Recordemos que al aumentar de peso, nuestra piel se estira, esforzando las fibras elásticas de sus capas interiores. Y cuando lo perdemos, nuestra piel no siempre vuelve a su forma original, en especial si la disminución ha sido de manera drástica.
Las almohadillas de grasa (grasa corporal) son extremadamente importantes para la apariencia de la piel. Estas reposan directamente bajo la piel y la separan del músculo y hueso. Su función es de amortiguar y soportar nuestra piel, abastecer a las glándulas sebáceas y actuar como vehículo para las vitaminas solubles en aceite como: la vitamina A, D y E.
Por ello, el perder casi todo el tejido graso a través de una dieta extrema o por alguna enfermedad, puede alterar terriblemente la apariencia y cualidad de nuestra piel.
Es recomendable seguir algunos consejos:
· Para mejorar nuestra piel, es importante consumir la cantidad suficiente de proteínas, vitaminas y minerales, que podemos encontrar en: carnes magras (pescado, ave), huevos, vegetales frescos y frutas. Encontrándose entre los más recomendados: la lechoza, el pepino y la col.
· La vitamina A es la más necesaria en nuestra piel, pero su consumo en exceso puede ocasionarle más daño que bien. ¡Mucho cuidado! Será suficiente con comer de forma balanceada, incluyendo pescado y comidas no procesadas en nuestra dieta diaria.
· Un suplemento de vitamina C y E no estaría demás, pues el resto (A, D, E y K) son fácilmente absorbidas por la piel y pueden utilizarse en cremas, y un grupo conocido como carotenoides, que incluye el beta-caroteno el más popular y conocido de los carotenos. Los carotenoides son pigmentos compuestos que se encuentran en gran parte de las frutas y vegetales de colores vivos.Además, mientras más claro, el color de la fruta o vegetal, más alto el nivel de anti oxidante en ésta.
· Consumir agua, pues eso se ve reflejado en la piel, cambiando nuestra apariencia, pues mejorará nuestra producción de colágeno; mismo que por ejemplo, llenará nuestro contorno de ojos (evitando las ojeras) y nuestras mejillas (haciéndolas más saludables). Además, nuestra piel se tornará mucho más suave, firme y flexible al tacto. Los poros abiertos disminuirán y las pieles resquebrajadas tomarán una complexión más tersa. Los ojos se tornarán más claros y brillantes, en fin... Toda la piel irradiará buena salud.
En resumen, una dieta natural y sana, le dará a nuestro cuerpo, todas las vitaminas y nutrientes que éste necesita para reparar células y regenerarse.
Ah! Un consejo más: ¿Qué tal hacernos de una olla vaporera? Mejoraríamos mucho la calidad de nuestra dieta.
(Fuente: medicinanaturalperuana)