Existen muchas personas que pierden la paciencia con facilidad y hacen de la impaciencia su forma de ser. Aqui te damos algunos pasos para controlarla:
1. Analiza qué es lo que te hace perder la paciencia. Realiza un minucioso y realista análisis para determinar cuáles son aquellas cosas o situaciones que generan esta sensación. Tendrás más herramientas para enfrentarla, ya que al conocer sus posibles causas, podrás actuar para evitarlas, eludirlas o eliminarlas.
2. Comprende su inutilidad. Reconoce que no puedes tener el control sobre todo lo que te rodea. Acepta la inutilidad que oculta el ampararte en la queja constante o en los enojos y lamentos eternos por cuestiones que tienen su naturaleza singular y no cambiarán por más que tú lo desees. Anímate a sostener una mirada crítica sobre cada situación.
3. Concéntrate en disfrutar el momento. Comienza por concebir cada momento de tu día como una oportunidad de experimentar un instante placentero. Elige ocasiones que desees vivir plenamente: disfruta de tu comida preferida, de escuchar un tema musical, de una película, de una charla o un paseo. Concentra tu atención en lo que haces y no en lo que deberías hacer.
4. Saca beneficios de tu impaciencia. La impaciencia no tiene por qué ser exclusivamente negativa. La inquietud puede ser el “puntapié” inicial para emprender la acción específica para modificarlo. La creatividad está muy ligada a la impaciencia. Deja volar tu imaginación cada vez que te impaciente algo que podrías cambiar.
5. Descarga tu ansiedad de manera saludable. Resulta de suma importancia que tu cuerpo y mente no se conviertan en un depósito de la ansiedad y el estrés que genera la impaciencia. Para que ello no te ocurra, prueba con realizar actividad física y ejercita técnicas de relajación a diario. De esta manera tendrás herramientas saludables para no dañar tu cuerpo por la impaciencia que te provocan situaciones ajenas a ti.
6. Evade la lógica de la inmediatez. Es frecuente escuchar que “lo bueno se hace esperar”, pese a que en la sociedad actual prime la lógica de la de la inmediatez, del no poder esperar. Entiende que la vida es un proceso que implica el tránsito por diversos ritmos y momentos. No existe la felicidad “inmediata”. Conseguirla requiere esfuerzo, constancia y múltiples intentos.
7. Ten en cuenta que resolver las dificultades cotidianas de manera desesperada sólo te brindará soluciones superficiales que, en poco tiempo, generarán problemas mayores.
(Fuente: Dr. Marcelo Cubellun, Equipo de Bien Simple)