Vanessa Boulton, diseñadora venezolana y exitosa empresaria en esta área, estudió diseño en las mejores academias en los Estados Unidos y tuvo la oportunidad de hacer cursos especializados en Paris y Suiza. Para ella, diseñar en Venezuela supuso enfrentarse a numerosos obstáculos y conocer las limitaciones que tiene este país para hacer su trabajo, pero también significó plantearse objetivos a cumplir tanto en su país como afuera.
Vanessa comenzó comentándonos que empezar un proyecto nunca es fácil y siempre está lleno de obstáculos. De acuerdo a su percepción, contrariamente a lo que se pudiera pensar de que con el tiempo las cosas se van tornando más fáciles porque se tiene más práctica, se van tornando más difíciles, porque uno se va poniendo más metas y más ambiciones.
Vanessa nos contó que empezar a vender fuera fue un poco de suerte y tenacidad. Ellos comenzaron a producir carteras en Venezuela en pequeña escala de manera artesanal y al aumentar la demanda, comenzaron a industrializar el proceso. Luego tuvieron la oportunidad de producir fuera de Venezuela mediante búsqueda en internet, ubicando contactos y lanzándose a la aventura. Actualmente están produciendo en China, lo cual requirió de un viaje al continente asiático para poder establecer los contactos definitivos.
Todas las colecciones Vanessa las diseña aquí y envía por email todos los dibujos, modelos, medidas, y luego, por servicio de courier le envían las muestras, ella las verifica las corrige y vuelve a mandar las correcciones por email. El proceso es engorroso y requiere de viajes a China, pero es un obstáculo que vale la pena superar para lograr los resultados que se habían trazado.
Ella nos comenta que muchas veces tenemos las puertas más abiertas de lo que creemos, pero es necesario hacer una labor de networking, investigar y estar constantemente preguntando y eventualmente aparece alguien que tiene un dato. Google le sirvió a ella para ubicar en parte los contactos y a dónde ir.
Cuando fue a China con su mamá y cuñada, sus socias, llegaron a la ciudad de Guangzhou al sur del país, que es una ciudad netamente industrial, llena de fábricas y gente que va buscando manufacturas. Ya ellas iban con el contacto a buscar, cosa que Vanessa dijo es vital pues en este tipo de aventuras sea en cualquier parte del mundo, inclusive en Venezuela, se debe ir con la información de la persona a quien ubicar. Hicieron las muestras con ellos, contando con la suerte de encontrar a una persona que hablaba chino e Inglés y lo cual hizo que la comunicación fuera un poco más fluida a pesar de las trabas culturales.
Vanessa nos contó que cuando producían a mano era contra demanda porque no creían que podrían crear una línea de producción y sacar una colección entera. Cuando lograron ir a China y hacer las colecciones en masa, más bien fue un reto intentar explicarle a los Chinos que no querían miles de carteras iguales, pues su idea era producir alrededor de 200 carteras por modelo para mantener ese sentimiento de algo especial, esto es, producir en escala industrial a nivel confección, materiales y calidad pero en pequeña escala para que se mantenga la exclusividad.
Vanessa nos dijo que ellos han creado un equipo de trabajo donde cada quien se encarga de su especialidad. Ella por su parte, se encarga de diseñar y su esposo se encarga de los números. Ella nos dijo que lo importante es enfocarse. Ella ha tenido la oportunidad de desarrollar la marca a nivel gráfico y su esposo ha podido desarrollarla a nivel de gerencia, encargándose de los presupuestos; su cuñada se encarga de lidiar con los Chinos para que entreguen los pedidos y su mamá es la que se encarga de comunicarlo en todas las redes sociales.
Con la producción vino la siguiente etapa que fue buscar otros mercados como Estados Unidos, Puerto Rico, Chile, Colombia y Panamá. Sus socias se encuentran en los Estados Unidos que es el centro de distribución, donde manejan su inventario y colecciones y donde se maneja parte de la logística.
Al preguntarle sobre cómo superar la barrera de la consignación, Vanessa nos dijo que la consignación es algo con lo cual las tiendas se sienten mas cómodas trabajando, sobre todo para un producto nuevo; te brindan la posibilidad de exhibirlas en vitrina sin arriesgarse a comprarlas.
Vanessa nos explicó que eso se supera en la medida en que el producto se va vendiendo temporada tras temporada y si sale y la gente pregunta por él, el vendedor va teniendo más confianza en la marca.
Vanessa nos comentó que en su caso, ella tiene que agradecerle a la tienda Aprilis en el Centro Comercial El Tolón porque les permitieron exhibir su producto cuando ella empezó. Poco a poco, la misma necesidad del producto y el éxito que va teniendo les va indicando a la tienda que si pueden apostar por el mismo.
Para Vanessa, las redes sociales son importantes para la comunicación del día a día y para solucionar una duda que tengan clientes, pero el contacto personal visual del producto sigue siendo clave para la venta de los productos. Las ventas por internet han ido creciendo, gracias a que la plataforma se ha ido simplificando y la confianza que ha ido teniendo el cliente de que su producto le va a llegar.
Terminó contándonos Vanessa que ella terminó produciendo en China por una oportunidad y porque les resultó a ellas, pero eso no significa que aquí en Venezuela no se pueda hacer, pues hay muchos diseñadores exitosos que lo han logrado con materiales locales.
Para finalizar, Vanesa nos dijo que es importante que el que vaya a empezar un proyecto esté claro que no hay un único camino. Hay que aprovechar las oportunidades que se vayan presentando y tomarlas en cuenta como tu propio proyecto, tu propio camino.
