Killer Samson Hércules, mejor conocido como Kiki, es un pequeño chihuahua de Manhattan que vive su vida con todos los lujos. Restaurantes italianos, bar de vinos, guarderías, spa, piscinas, cachemira italiana, son sólo algunas de las cosas que disfrura en su día a día. Tanto es su consentimiento, que de postre siempre come pera o patilla, un perro bastante refinado.
Los chihuahuas no son los únicos que disfrutan Nueva York, los yorkshire terrier son los preferidos, seguidos de los labradores. Estas singulares mascotas con collares de diamantes no sólo disfrutan de los lujos, también necesitan un buen psicólogo. Pero cómo no necesitarlo si sus dueños encargan abrigos y vestidos a la medida con dibujos extravagantes y llamativos para que capten todas las miradas en las calles de la Gran Manzana?
Para los residentes de Manhattan no hay nada más importante que consentir a sus perros, incluso al momento de cenar. Suele seguir dietas estrictas de comida integral para perros, arroz orgánico, pollo orgánicos y verduras amargas gourmet.
La señal indiscutible de un neoyorkino dueño de perros es que lleva consigo varias bolsas de plástico. Disfrutan sacar a pasear a sus mascotas pero asumen al responsabilidad de recoger sus “regalitos”. Pero cuando no están ejercitando sus cuerpos, estos mimados perritos descansan en sus casas sobre colchas de seda viendo televisión y comiendo frutas como mango, kiwi y dátiles. Qué difícil la vida de estos perros, no?