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Ranas hembras prefieren menos canto.

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Los machos, en la naturaleza, utilizan todo tipo de estrategias para atraer a las hembras. Unos sacan pecho, otros plumas, y en el caso de las ranas túngara, que viven en bosques húmedos, cantan durante largo rato, aunque eso no siempre les garantiza el éxito.

Así lo revela una investigación liderada por Karen Akre, de la Universidad de Texas, que ha estudiado estas llamadas para el acoplamiento con sus colegas y ha comprobado que los machos que se exceden en su canto de cortejo tienen poco éxito en sus conquistas.

"Tún gara, tún gara" es su canto habitual, que se convierte en 'croac' 'croac' en las llamadas del amor. En función del número de veces que las dicen, las hembras deciden: siempre prefieren dos a una, pero a veces no esperan a una tercera, y se marchan antes. Ello sugiere, según concluyen en la revista 'Science', que la opinión femenina ha ayudado en la evolución de estas señales sexuales, evitando que sean demasiado elaboradas.

Lo curioso es que también sus depredadores, los murciélagos que comen ranas, también opinan como las hembras. Según Hamilton E. Farris, coautor del trabajo, ambas probarían la Ley de Weber, según la cual la percepción de las magnitudes depende de la cantidad. Es decir, si se tiene un solo estímulo y se añade otro es fácil distinguirlos, pero si hay 50 y se añade otro, la diferencia es más difícil de observar.

Las ranas macho emiten unos sonidos, sonidos por consonantes que suenan como 'croacs', según los investigadores. Por ello, grabaron estos sonidos y se los pusieron a las hembras, para observar sus reacciones ante dos llamadas sexuales con un número diferente de 'croacs'.

Según explica Farris, preferían las que tenían un mayor número, pero siempre en función del número de llamadas que había. "Los machos elaboran sus señales de apareamiento agregando más 'croacs' y disminuyéndolos en función de cómo perciben la respuesta de las hembras", señala.

El equipo de investigación probó después qué ocurría con los murciélagos que se alimentan de estas ranas túngara y que seleccionan a sus presas en función de su croar. Comprobaron que ocurría lo mismo: elegían a su presa macho en función del número de 'croacs' que emitían.

Dado que se trata de dos especies diferentes, anfibios y mamíferos, la conclusión a la que llegan los científicos es que se ha desarrollado el mismo comportamiento respecto a una misma señal de forma general. "Es asombroso que dos animales dispares utilicen la misma escala perceptiva, lo que sugiere que hay una generalidad en cómo los animales comparan los estímulos que reciben", apunta Farris.

Así como los machos aumentan sus 'croacs' lo hacen los vecinos. Pero cuando son pocos, el riesgo de ser depredados aumenta, mientras que disminuye a medida que aumentan en su número.

 (Fuente: Rosa M. Tristan para elmundo.es Ciencia)

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