Por primera vez, científicos implantaron en pacientes venas y arterias creadas en el laboratorio con células de la piel donadas. Los vasos sanguíneos funcionales -que pueden almacenarse refrigerados- fueron probados en pacientes sometidos a diálisis.
Según los científicos, estos "injertos vasculares de tejido alogénico regenerado" tienen el potencial de lograr que los tratamientos de diálisis y otros procedimientos, como la reparación de arterias dañadas y defectos cardíacos, sean "más rentables".
Además, como para la creación del tejido se pueden utilizar las propias células del paciente esto evitaría el rechazo del sistema inmune, que suele ser uno de los principales problemas con este tipo de trasplantes.
Y lo principal, señalan los investigadores, es que estos tejidos podrían estar disponibles, almacenados en el refrigerador, para ser usados cuando se les requiera.
Los vasos de laboratorio fueron creados por el Dr. Todd McAllister y su equipo, que incluye a científicos argentinos y polacos, de la empresa Cytograft Tissue Engineering Inc., basada en California, Estados Unidos.
Tal como informa el Dr. McAllister "nuestro enfoque podría permitir que cientos de miles de pacientes puedan ser tratados a partir de una línea celular maestra".
Para la producción de los vasos los científicos utilizaron una técnica que involucra crear capas de tejido con células de la piel donadas que se colocan en una estructura de apoyo, similar a un andamio, en forma de tubo.
Una vez formada la estructura tubular, de unos 30 centímetros de largo y 4,8 milímetros de diámetro, los científicos implantaron el tejido en el brazo de tres pacientes que iban a ser sometidos a diálisis.
La diálisis es un tratamiento para pacientes con insuficiencia renal con el cual se les conecta a una máquina que extrae las toxinas del organismo, "filtrándolas" de la sangre, una función el riñón enfermo no puede realizar.
Uno de los tipos más comunes de diálisis, la hemodiálisis, requiere insertar una aguja en una vena por la cual la máquina extrae la sangre del paciente, la "limpia", y luego vuelve a colocarla en el cuerpo por otra aguja insertada en una arteria del paciente.
Sin embargo, como los pacientes con insuficiencia renal deben someterse de forma regular a este tratamiento, sus vasos sanguíneos con el tiempo resultan dañados y enfrentan problemas para poder disponer de venas y arterias adecuadas para las agujas de diálisis.
Cuando esto ocurre una alternativa es implantar un shunt o derivación (una conexión artificial entre la vena y la arteria) ya sea producido con los propios vasos del paciente o materiales sintéticos.
Pero éstos, como dice el doctor McAllister, suelen fracasar o ser rechazados por el paciente.
Ahora, los nuevos vasos sanguíneos creados en el laboratorio fueron implantados en los pacientes como shunts para diálisis.
Los pacientes fueron observados durante ocho meses después del trasplante y durante ese período, dicen los investigadores, ninguno de los individuos desarrolló alguna reacción inmune a los injertos. Y los vasos implantados lograron resistir la presión y el uso frecuente de pinchazos de aguja durante sus sesiones regulares de diálisis.
"Estos vasos rentables y eficaces podrían por ejemplo ayudar a niños con defectos cardíacos congénitos y a pacientes con arterias de la pierna dañadas", dice el doctor McAllister.