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El laboratorio de memorias

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Cada rincón del mundo tiene su historia. Cada persona en el planeta tiene un recuerdo que contar, una vivencia que compartir. El laboratorio de memorias se encarga de juntar a un grupo de personas para que cuenten sus historias a través de la escritura.

Este proyecto nace en Bogotá, Colombia, hace tres años y fue creado por las fundaciones  Fahrenheit 451 y Saldarriaga Concha que tratan de empoderar y darle un sentido a la vida de las personas mayores de 60 años de las comunidades aledañas. El éxito ha sido inminente y ya se ha esparcido por 7 regiones más de Colombia donde sus más de 250 miembros de edad adulta pueden expresar sus historias y vivencias y promover la cultura a través de la escritura.

Según Javier Osuna, periodista y fundador de Fahrenheit 451, el objetivo principal del laboratorio es mantener el patrimonio de Colombia a través de personas mayores de 60 años que creen que su vida ya no tiene sentido, porque han sido abandonados por familiares o el mismo gobierno, y no es así.

Uno de los casos más reconocidos del laboratorio es el de Elvira Rivas Patiño, quien a sus 62 años,  cuenta cómo trató de escapar en sus años de juventud de la guerra civil colombiana. Su vía de escape fue a través de un circo y el año pasado logró obtener uno de los premios más importantes de una competición en esta área, lo que la llevó a inspirarse nuevamente y darle sentido a su vida.

Patiño llega al laboratorio de memorias luego de estar fuera de su país natal Colombia durante treinta años y al volver se sentía sola y aislada. Al pasar largas horas en la biblioteca, conoció a un grupo de personas de su edad que estaban involucrados en los laboratorios de memoria y que a través de la escritura, buscaban canalizar sus vivencias y sus historias.

A través de esta hermosa iniciativa, los laboratorios, dependiendo de la región en donde se encuentren, enfocan sus cursos a problemáticas o temas de interés de la comunidad como la música o el café y orientan el género en esa dirección.


En el caso de Calí, por ejemplo, la líder del laboratorio se centra en el realismo mágico utilizado por primera vez por Gabriel García Márquez, lo que representa una experiéncia única para todos los participantes de esa región. Como una manera de motivar e incentivar a los participantes, las técnicas de aprendizaje son a través de mezcla de textos, canciones y juegos para estimular las mentes de los estudiantes, mientras se van incluyendo lecciones sobre la estructura narrativa y el desarrollo del carácter.

Una de las encargadas del laboratorio comenta que este programa dura 10 meses el primera año, 3 meses el segundo año y que la meta es que el tercer año camine por sí solo. Afirma que cada uno de los participantes debe querer conocer, proteger y compartir su cultura.

En general, los laboratorios han sido un éxito para las diferentes comunidades colombianas que se han visto beneficiadas. A pesar de que dos laboratorios han cerrado desde que se inició el proyecto, los que aún se mantienen operativos, que son la gran mayoría, han generado un impacto muy positivo para los miembros.

Después de conocer este proyecto tan positivo y bien fundamentado nos preguntamos: ¿es posible crear un programa de este estilo en Venezuela? ¿Funcionaría?

Fuente: OZY

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