Generalmente, cuando los niños suelen tener problemas a la hora de prestar atención, no consiguen enfocarse en alguna tarea determinada, parecen muy distraídos y su proceso de aprendizaje suele ser bastante lento y complicado; podría suponerse que tienen déficit de atención o TDAH (por sus siglas en inglés).
Es normal que los niños tiendan a distraerse de vez en cuando, pero una frecuencia bastante alta puede significar algo más.
¿Y en qué consiste el TDAH?
Es un problema presentado durante la infancia (primeros 7 años). Puede dificultar la concentración y el aprendizaje de quien lo padece. El TDAH produce un comportamiento que tiende a afectar el desenvolvimiento de los niños en el ámbito social y educativo.
Según la OMS, 5% de la población infantil presenta TDAH, lo que representa alrededor de 2 niños por salón de clases.
Podemos decir que estamos hablando de un síndrome de conducta. Quien lo padece, tiene la capacidad de emprender actividades por sí solo, pero con esa misma capacidad pierde el interés rápido, le cuesta mantenerse tranquilo y además no piensa antes de actuar.
¿Cuáles son las causas?
Este trastorno neurológico es un síndrome de la conducta que tiene su origen en los genes y en las células del sistema nervioso. Es un factor heredado.
Las causas de padecer este síndrome pueden deberse a una combinación de los siguientes factores:
- La genética: se piensa que, en algunos casos, este tipo de trastorno puede desarrollarse por herencia familiar.
- El plomo: Este compuesto está presente en pinturas viejas y en algunos repuestos utilizados en la plomería. Se cree que puede intervenir en el desarrollo del TDAH.
- La ingesta de alcohol y cigarrillos durante el embarazo.
- Posibles daños cerebrales.
- Ciertos aditivos presentes en los productos alimenticios. Se cree que algunos colorantes artificiales pueden agravar la hiperactividad.
