La carne es un alimento que dice se acopla perfectamente en el plato que desees. Es muy importante escogerla de la manera correcta para ser utilizada en la cocina y para evitar enfermedades.
Reconocer cuándo la carne está dañada no es complicado, una de las formas de reconocerlo es su olor. Cuando se encuentra en mal estado toma un olor bastante fuerte y peculiar. Otro síntoma es el color, cuando toma un color marrón, verde o morado nos indica que no es la adecuada para comprar.
La carne fresca también es muy fácil de reconocer, el aroma, color y sabor nos indica cuando está apta para ser consumida. Aquí te traemos algunos aspectos que debes tener en consideración.
Aspecto:
El color es fundamental al momento de escogerla, debe ser uniforme y normal en todo el corte. Todo dependerá del tipo de carne, del grosor y del corte.
Color:
Es uno de los símbolos que nos va a indicar la frescura. El color depende del tipo de animal, edad, línea genética, del estado nutricional y del tipo de envasado que se le dé. El color recomendable es para la carne de cerdo: rojo/rojizo y para la ternera rojo/cereza.
Olor:
La carne debe tener el olor natural, nunca debe rancio o algo extraño. La que viene envasada al vacío tiende a presentar un olor fuerte al quitar el envase; si al cabo de unos minutos sigue el olor es porque comenzó la etapa de descomposición.
Sabor: El olor y sabor se combinan para darle placer a nuestro paladar, el sabor influye su tipo, la grasa, el método de cocción y la forma en que se conserva.
Jugosidad:
Esto puede variar debido al agua retenida mientras se cocinaba. Manteniéndose más blanda si conserva el agua.