Hoy en día, la palabra "propaganda" es tan común como cualquier otra. Esto se debe a que estamos rodeados de ella. En cualquier esquina se puede ver un cartel de una figura política con un mensaje. Y es tan común para nosotros, que a veces nos olvidamos lo que va detrás de ello.
¿Qué es la propaganda?
Proveniente del latín, la propaganda se puede definir como la acción de propagar (dar a conocer) algo. Por lo tanto, el objetivo de la misma es seducir a quien la ve para que se sume a su campaña. Es importante aclarar la diferencia entre la propaganda y la publicidad. A pesar de que en forma son iguales, sus objetivos difieren uno del otro.
La publicidad busca vender un producto o servicio a -valga la redundancia- el público. La propaganda, por otro lado, tiene un objetivo político. Busca propagar una ideología, valor o pensamiento. Un ejemplo de publicidad es la venta de una marca específica de zapatos; un ejemplo de propaganda puede ser una campaña en contra del consumo de drogas. Igualmente, se habla de "propaganda" cuando se trata de campañas electorales.
¿Cómo llega a la gente?
La propaganda puede ser transmitida de varias formas. Puede ser a través de la palabra directa, de medios visuales, auditivos e incluso audiovisuales.
Un ejemplo de la primera forma puede ser el discurso de un político. Se necesita de un contacto directo con el público. La segunda forma puede ser a través de caricaturas o infografías. La tercera se puede dar por la radio. Y, por último, el que caracteriza a la forma audiovisual es la televisión.
Lo que nos dice la historia...
Si damos una mirada hacia el pasado, nos vamos a encontrar con múltiples ejemplos de propaganda. Una vez que se supo lo efectiva que era, no hubo vuelta atrás.
Casos famosos -y atroces- como el gobierno de Adolf Hitler en Alemania, la Revolución Bolchevique a principios del siglo XX se nos vienen a la mente. Y la lista sigue. La cantidad de regímenes autoritarios, que posteriormente trajeron grandes desgracias al mundo, estaban sustentadas bajo la propaganda.
La magia de este fenómeno es la capacidad que posee de llegarle a la gente, de convencerla. Con los ejemplos que ya mencionamos, la cantidad de afiches -y los demás medios- que poseían era extremadamente alta. Utilizaban todos los medios posibles para propagar un pensamiento; y así de efectivo fue todos ellos lograron perpetuarse en el poder por un buen tiempo.
Es así como vemos que la propaganda puede ser un término común en nuestro día a día. Pero no debemos olvidarnos de su objetivo: convencernos para pensar de una forma específica. Aquí es donde nos debemos preguntar ¿qué es el mensaje que se quiere transmitir a través de la propaganda que vemos continuamente? ¿Son valores, ideologías o pensamientos con los que realmente me identifico? No nos dejemos llevar solamente por lo abrumador del asunto sino intentemos ser más críticos al respecto. La historia ha demostrado las consecuencias nefastas que esto puede traer; es nuestra labor como ciudadanos buscar que eso no vuelva a pasar.