Tal vez, lo has escuchado decir por ahí, o quizá lo has visto en las películas. El síndrome de Estocolmo es un fenómeno bastante peculiar. Muchos creen que no puede ser cierto, pero en efecto, ha sucedido y puede suceder. Incluso te puede pasar a ti. ¿No sabes qué es? ¡Descúbrelo aquí!
¿Qué es el síndrome de Estocolmo?
El síndrome de Estocolmo es un estado psicológico en donde la víctima de un secuestro desarrolla una relación de complicidad con su secuestrador, de acuerdo con Tuotromédico. Los prisioneros incluso pueden terminar ayudando al victimario en su propósito; ya sea evadiendo a la policía o ayudando directamente de otra forma. ¡Loquísimo! ¿no?
Esto se puede ver como un mecanismo de defensa del inconsciente de la víctima. Malinterpreta la violencia contra su persona como un acto de humanidad. Según la corriente psicoanalista, esto puede ser un modo de defensa del organismo para no sufrir un shock emocional. De esta forma, la persona comienza a desarrollar un vínculo con su secuestrador. Siente simpatía, agrado e identificación hacia él.
Una vez en Estocolmo...
El nombre de este fenómeno surge de una historia que sucedió en la ciudad de Estocolmo. Ocurrió el 23 de agosto de 1973. Jan Erik Olsson (libre de prisión con un permiso) entró a un banco de la ciudad y secuestró a un grupo de 4 personas; exigía 3 millones de coronas suecas, un vehículo y dos armas. Los cuerpos de seguridad se vieron obligados a colaborar con el criminal, llevando a un amigo del delincuente a las negociaciones.
Durante este proceso, una de los rehenes (Kristin Ehnmark) mostraba miedo hacia los cuerpos policiales. Además, aseguraba sentirse segura con el secuestrador; negaba la idea de un rescate.
Pasaron seis días de retención hasta que la policía decidió actuar. Lanzó gas hasta que el delincuente se rindió. Nadie resultó herido; el criminal y su amigo fueron condenados y sentenciados. Sin embargo, en el momento de testificar, las personas secuestradas no querían testificar en contra de sus secuestradores. Comentan que se sentían más aterrados por la policía que por los mismos delincuentes.
Más de una vez
Más adelante, Nils Bejerot, criminólogo, comenzó a utilizar el término de "Síndrome de Estocolmo" cuando sucedían cosas de este estilo. Lo más sorprendente de todo es que es algo relativamente común. De acuerdo al FBI (Federal Bureau of Investigation, por su nombre en inglés) de los Estados Unidos, aproximadamente 27% de las víctimas de secuestros experimentan este fenómeno. Las características comunes entre estas víctimas son sentimientos positivos a los secuestradores; y muestran miedo e ira contra las autoridades policiales o sus recatistas. De igual forma, los secuestradores muestran sentimientos positivos hacia las víctimas.
Otro caso notorio del Síndrome de Estocolmo es la historia de Patricia Hearst. Sucedió en 1974 cuando fue secuestrada por el Ejército Simbionés de Liberación (SLA), organización terrorista. La familia de la víctima dio 6 millones de dólares por su rescate, pero no se supo de ella. Tiempo después, la joven fue fotografiada como parte de la organización, atracando un banco, con un rifle en la mano.
Víctimas de abuso
Bejerot expresa que este síndrome es más común cuando la víctima ha sufrido de algún tipo de abuso. Normalmente se da en casos como sectas, niños abusados psicológicamente, víctimas de incesto, prisioneros de guerra. De aquí surge esta relación de complicidad porque la víctima quiere salir ilesa de la situación.
La víctima siente que al cumplir con lo que quiere el secuestrador, al cumplir sus deseos, no sufrirá daño alguno. Así va surgiendo un sentimiento de identificación y agradecimiento al victimario, que en ocasiones puede terminar en situaciones extremas.