El síndrome del despido interior es un fenómeno que afecta a una enorme cantidad de trabajadores. Se sienten angustiados, sentadosen su silla esperando a que llegue la hora de marcharse; dejan olvidados los objetivos de la empresa; han ido perdiendo la ilusión por su trabajo. Este síndrome supone, en general, la desconexión del trabajador con su la empresa.
Origen del término "despido interior"
Este término fue utilizado por primera vez, en 1974, por Herbert Freudenberger, un psicólogo Alemán. Con él, describió los estados de agotamiento, tanto psicológicos como físicos que sufrían jóvenes drogadictos. Este deterioro era emocional, y causaba un vacío existencial junto a un aislamiento laboral.
Más adelante, Loftu Ghandouri, definió el despido interior, como un estado en donde "nuestra infelicidad laboral nos lleva a a convertir nuestro trabajo en una prisión”.
Es, en resumidas cuentas, el desgano laboral, acompañado de una pérdida de identidad empresarial. Este síndrome ocasiona depresión en muchos trabajadores, por lo que es bueno identificar si lo sufrimos para darle una solución y terminar con la infelicidad.
¿Cómo saber si alguien sufre de despido interior y por qué?
Son diversas las razones por las cuales alguien sufre de despido interior. Puede ser por un objetivo no alcanzado, un ambiente laboral sin motivación, menosprecio de la empresa, tareas monótonas, bajas pagas, constante necesidad de reconocimiento. Los trabajadores se sienten como si los hubiesen despedido, apenas llegaron a sus trabajos, y como si de igual manera tuviesen que cumplir el resto del día. Por esto, ninguna entrega supone preocupación para ellos.
Es así como se desconectan de la empresa y cumplen solo al mínimo, sin dar el mayor esfuerzo, con las tareas y el horario de trabajo. Es común que el desinterés desemboque en mala puntualidad; poca participación en actividades organizadas fuera del trabajo; y pocas conexiones con los compañeros de trabajo.
¿Por qué llegamos a este estado?
Se llega por una especie de resignación a través de un proceso degenerativo. Primero, el empleado se entrega cuando se siente especial e involucrado. Comienza siendo proactivo y creativo; pero después, se entrega al compromiso. El trabajador comienza a cumplir con lo que se le pide, sin explorar cosas nuevas y sin tomar riesgos. Consecuentemente, el empleado se atrapa en la rutina y deja de ser feliz. Y por último, cae en la resignación; el trabajador siente desilusión con su trabajo, y piensa que no puede hacer nada para cambiar esta situación.