El cambio climático no es algo sorpresa para nadie. De un tiempo para acá, el ser humano ha sido cada vez más consciente de este fenómeno y las consecuencias que trae sobre nuestro planeta y, por ende, sobre nosotros mismos.
El derretimiento de los polos, las sequías y el incremento de la hambruna en ciertos lugares, por la falta de clima favorable para las cosechas, son algunos de los resultados de este problema. Sin embargo, el cambio climático no nació de la noche a la mañana. Esto es un problema que ha sido cosechado desde hace 150 años.
¿Qué causa el cambio climático?
Científicos todavía discuten si las causas son meramente naturales o si son antropológicas. Pero algo sí es seguro: si no se hace nada para detenerlo, no habrá planeta Tierra para las futuras generaciones.
Los gases de efecto invernadero son la causa de todo esto. Estos son los gases que permiten que el planeta no esté a temperaturas sumamente frías; y que por ello nos permiten vivir en él. El problema reside en que hoy en día hay un exceso de emisión de gases de efecto invernadero, por lo que la temperatura del planeta está más alta de lo que la capa de ozono puede aguantar.
Las actividades industriales generan gran cantidad de CO2, gas invernadero de mayor importancia. Esto se debe a que es el que más está presente.
¿Qué se ha hecho al respecto?
Este problema no fue considerado como tal sino hasta finales del siglo pasado. Los países comenzaron a entender que esto era responsabilidad de todos para garantizar la sustentabilidad del lugar donde vivimos. Se realizó el Protocolo de Kyoto, que establece ciertas medidas que deben tomar los países para reducir la emisión de gases de efecto invernadero; y así solucionar el problema del cambio climático.
Sin embargo, esto no es tan fácil como parece. Para las compañías privadas es algo que afecta directamente sus costos y beneficios. El reducir su emisión de gases disminuye su producción y, por ende, su ganancia. Lo mismo sucede con países dependientes del petróleo, como Venezuela. Los métodos de extracción y procesamiento del petróleo son muy contaminantes. ¿Cómo se espera que estos países reduzcan la cantidad de gases que emiten si su economía depende de ellos?
Aquí se entra en una disyuntiva que ha sido tema de discusión por los últimos años. Nuevos acuerdos se han creado en busca de otras soluciones. El Acuerdo de París (Paris Agreements, en inglés) ha sido el último de ellos. Aún, así, varios países no están del todo de acuerdo con cómo se han llevado estas discusiones y el compromiso de ciertos países con este pacto.
Otro tipo de tecnologías
Como pudimos ver, la discusión anterior no es sencilla. Para ciertos países, el bienestar ecológico puede tener como costo el bienestar económico. Sin embargo, la tecnología sigue evolucionando cada día. Científicos y expertos en el tema han logrado encontrar una solución diferente a la disminución de gases invernaderos.
Las tecnologías de emisiones negativas son nuevos métodos que capturan el CO2 del ambiente, reduciendo así los daños que causa el cambio climático. Algunos de estos sistemas son la reforestación y aforestación, las algas o cultivos de biomas y biocombustibles, o la aceleración de la meteorización de las rocas.
La mayoría de estas tecnologías no han podido ser implementadas debido a sus altos costos. No sólo se necesitan costos para llevarlos a cabo; sino para seguir investigando al respecto. No todos los métodos han sido comprobados.
La reforestación y aforestación, por otro lado, son métodos que han probado ser efectivo. Esto ya está siendo implementado en países como Brasil, Noruega, Rusia y China. Consiste en sembrar árboles donde había y fueron quitados, y donde no hubo en ningún momento.
Lo cierto es que, sí hay países, más avanzados en tener una cultura "verde" (ecológica) que están invirtiendo en este tipo de tecnologías para buscar técnicas alternativas al cambio climático.
