La inteligencia emocional es una herramienta fundamental para superar cualquier obstáculo. Aprende a hacer de ella una de tus fortalezas.
El término "inteligencia emocional" fue utilizado por el psicólogo y pedagogo Edward L. Thorndike en el año 1920; para definir la habilidad de comprender y motivar a los demás. Años más tarde, en 1990, fue acuñado por primera vez por los psicólogos Salovey y Mayer. Pero, se hizo popular con el psicólogo americano David Goleman, cuando publicó su obra maestra: "Inteligencia Emocional", en 1996.
El término quedó entendido como: las aptitudes que funcionan para apreciar y expresar, de forma equilibrada, las emociones propias y las de otros. Es la manera en que empleamos nuestra sensibilidad como motivadora para lograr el equilibrio de la vida.
Desarrolla tu inteligencia emocional con estos consejos:
Conócete
Nosotros somos los únicos que podemos conocernos con exactitud, quizás lo que no podemos hacer siempre es entendernos. Prepárate para atender tus estados de ánimo ante las situaciones cotidianas. Conocer tus gustos y disgustos es lo que te hará tener la capacidad de entenderte y controlarte. No hay nada respecto a tus emociones que seas incapaz de neutralizar. Solo necesitas sentarte contigo mismo y hablarte.
Respira y contrólate
Controlarte no es reprimirte. Esto es lo primero que debes internalizar. Controlarnos es saber que nada puede perturbarnos o agobiarnos tanto como para descontrolarnos. Es saber que cuando estamos en equilibrio, es mucho más sencillo solucionar lo que nos perturba. Para ello, debemos ser positivos, saber respirar y comprender.
Motívate
Ser optimista es el secreto. Valerse de esta capacidad es una ventaja frente a las dificultades, la fatiga y la frustración. Optimismo es creer que siempre hay algo bueno, esperando a que decidas alcanzarlo. Por eso es que el optimismo es acción en vez de desesperación.
Sé empático
Darte cuenta que no estás solo es el primer paso para lograr la conexión y el entendimiento con los demás. Luego quedará desarrollar el respeto, entendiendo que las ideas, perspectivas y opiniones lo necesitan. Debemos aprender a percibir los sentimientos de los demás sin necesidad de una palabra, colocándonos en el lugar del otro.
Es de esta manera que lograremos tener control de nosotros y de lo que nos rodea. Así es cómo sentir y entender se vuelven rutina.