Aunque parezca complicado, verás que si es posible con estos sencillos pasos.
1.- Destaca tus logros. Si tu jefe no se da cuenta de ellos, hazlos visibles en un documento con las metas u objetivos alcanzados. Una forma tangible de demostrar tus aptitudes, y poder pedir un aumento en el momento indicado.
2.- Ten objetivos claros y alcanzables. Conoce tus límites, así sabrás cuáles son las metas que puedes alcanzar.
3.- Sé pro-empresa. Enamórate de la empresa en la que trabajas, siéntete parte de ella, de esta forma rendirás mucho mejor, y sus logros, serán los tuyos.
4.- Huye de los jefes tóxicos. Si tus jefes te humillan, te ignoran, no te apoyan, si no cuentas con ellos, tal vez sea hora de cruzar la esquina y conseguir otro trabajo. Recuerda que la elección es tuya.
5.- Rinde tu tiempo. Al comenzar tu jornada laboral tómate unos 10 minutos para cuadrar que se hará ese día, y así poder mantener las actividades gestionadas y organizadas. Usa colores para identificarlas: Rojo, urgente. Amarillo, las que puedas hacer al día siguiente. Verde, las que pueden postergarse más tiempo. Enfócate en los objetivos, no en las horas laborales.
6.- Aprende a lidiar con los compañeros competitivos. No busques competir, busca mostrarles que tu enfoque es trabajar en equipo. Si no funciona, arma tu propio grupo de trabajo en equipo, y aléjate del resto.
7.- Sé proactivo y aleja el aburrimiento. No esperes que te asignen las tareas, si tienes algo en mente acércate a tu jefe y propónselas, deja que vea tu iniciativa. Para el aburrimiento de esas tareas tediosas, nada mejor que hacerlas de primero o buscar formas más entretenidas de elaborarlas.