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¿Se necesita más que un makeover para cambiar una vida?

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Se necesita más que un makeover para cambiar una vida

La apariencia física, siempre ha tenido el peso del prejuicio social y moral. Tener una apariencia más o menos presentable, es para muchos un determinante en la vida; un requerimiento esencial para socializar, conseguir un empleo o una pareja. Cuidar nuestro aspecto físico ha cobrado sentido, porque debemos preservarlo en la misma medida que lo hacemos con otras áreas de nuestra vida. Pero esto supone una dificultad para quienes no tienen la posibilidad de reconstruir su apariencia. Un makeover (o reconstrucción) no es algo que esté al alcance, por ejemplo, de una persona en situación de calle.

Hoy les mostraremos algunos casos en los que personas de la calle han sido bendecidos por un makeover que, presuntamente, les cambió la vida por completo.

Josete, el indigente de Palma de Mallorca

Luego de pasar sufrir un accidente laboral, deprimirse, y perderlo todo, José Antonio comenzó a vivir en las calles. Pero una peluquería en Palma de Mallorca le hizo un espectacular makeover en el que arreglaron su aspecto de pies a cabeza. ¿Cambiaría esto su vida?

Pues además de reconstruirlo físicamente, un patrocinador privado le dio la posibilidad, a Josete, de conseguir una vivienda. Y para conseguir un trabajo mejor que aparcar coches (para finalmente sacarlo de las calles), le crearon una dirección de email en donde podrá recibir ofertas de trabajo, adaptadas a su perfil. Claro que esto no podría haber sido posible sin lo viral que el video se hizo.

El paso 1 y 2 (el makeover y la vivienda), están altamente relacionados. ¿Pero qué pasaría con el paso 3 (conseguir un empleo) si el paso 1 no se hubiese llevado a cabo? ¿Tenemos la certeza que alguien contrataría a un hombre con el aspecto inicial de Josete? Aún no podemos tenerla; pero sabemos, por lógica, que sería realmente difícil. Aquí les dejamos el mini documental:

El caso de Jim Wolf

Jim Wolf es un veterano estadounidense. No hace mucho, le tocó batallar con la pobreza, el alcoholismo y la situación de calle. Pero su vida cambió por completo en septiembre del 2013, cuando un ministerio cristiano le ofreció un cambio de imagen y una gran ayuda para superar su adicciones. El veterano accedió al makeover, y también aceptó la ayuda del ministerio para recomponer su vida y manejar sus adicciones. Este video, que se hizo viral, sirvió de inspiración para que las personas comenzaran a ayudar en causas similares. Aquí les mostraremos la transformación:

Wolf actualmente tiene su propia vivienda y asiste a sus reuniones de alcohólicos anónimos (por primera vez). El cambio de su vida empezó con una reconstrucción total de su imagen.

La historia de Alfredo Araque

Se necesita más que un makeover para cambiar una vida 1

Alfredo Araque, un venezolano proveniente de Maracaibo; se vio atrapado, desde su adolescencia, en el mundo de la adicción y distribución de drogas. Pero después de un tiempo de hacer grandes ganancias, su estilo de vida lo llevó a estar solo; se quedó sin dinero y sin un lugar donde vivir, mientras luchaba con la adicción. Luego de mudarse a la isla de Margarita, comenzó a vivir en las calles. Lo poco que ganaba cuidando y lavando carros, lo utilizaba para comprar drogas.

Llegó un momento de su vida, en el que tuvo que pasar sus noches en la puerta de la imprenta Verbo Publicaciones. Cada mañana, el personal debía levantarlo para comenzar a trabajar, pero no sin antes extenderle la palabra de Dios. A pesar de querer huir de este llamado, a dondequiera que iba se encontraba con algún pastor que le hablaba del amor de Dios.

Una nueva etapa

Un día, una periodista invitó a Araque a la Iglesia. Cuando el hombre entró, sintió emoción con cada palabra que escuchaba, con la palabra de Dios. Aunque no volvió a la Iglesia de inmediato, siempre cargaba consigo una biblia.

Llegó un momento en que el personal le botó todas sus cosas de la imprenta; era ya algo insoportable que siguiera viviendo ahí. Sin molestarse, Alfredo Araque comprendió que esto había pasado por su propio bien, y  lo tomó como impulso para comenzar a cambiar su vida. Finalmente, se rindió ante las manos de Dios; esta vez en otra Iglesia. En ella le dieron ropa nueva, lo bañaron y lo recibieron con los brazos abiertos. Durante seis meses respaldaron económicamente su estadía en un hotel; le dieron alimento y trabajo para que se restituyera. Actualmente, Alfredo está dentro de la imprenta; colabora con el trabajo y se siente parte de ella. Ya no es más, el inquilino incómodo. Una reconstrucción de imagen, acompañada de la religión y la fe, logró sacar a este hombre de las calles.

Es cierto que para lograr encontrar la luz en la oscuridad, es ideal tener esperanza y confiar en nuestras capacidades. Querernos a nosotros mismos es la base de esa confianza.

Para desarrollar ese amor propio, el primer paso puede ser cuidar nuestra apariencia. Esta es nuestra coraza, lo que presentamos ante el mundo; es ella quien puede permitirnos hacer frente a cualquier situación; es nuestro reflejo en el mundo. Cuidarla es esencial para poder preservar el resto de los campos en nuestra vida.

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