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Brindando apoyo contra el abuso de género

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Nos escribe una amiga y nos dice que está viviendo una situación muy incómoda. Si bien el noviazgo fue muy lindo todo cambió cuando se casó, pasando a ser un objeto sexual para él, viviendo  relegada a un segundo plano. Ni siquiera con el nacimiento de su hijo, su esposo ha cambiado.

Para ayudarla a ella y a todas las mujeres que están sometidas a una situación similar, invitamos a la Lic. Linda Anaya, psicólogo de la Fundación Cara de Mujer. Linda nos explicó que ya sea por desinformación o problemas de autoestima,  las mujeres asumen un rol pasivo acerca de los derechos que tienen. Muchas veces piensan que es un deber acceder a tener sexo con el marido lo quieran o no, pero esto no debe ser así pues debe haber deseo y consentimiento de ambas partes y no debe percibirse como una tarea u obligación.

El hombre venezolano, por su cultura y formación, no siente que esto es una violación aún cuando se trate de su propia esposa, pues se violenta el deseo de la mujer de no querer tener relación. Cuando finalmente se dan cuenta lo que están haciendo, se sienten mal.

La convivencia en pareja no es fácil y los conflictos que surgen sirven para poner en conocimiento los problemas que deben ser resueltos, si es necesario a través de especialistas, y con una efectiva comunicación que enriquezca y fortalezca la relación. Lo más importante es que la mujer tiene que definir quién es y qué es lo que quiere en una relación.

La violencia de género, habla que hay que proteger a la mujer, pero no debe haber discriminación de raza ni sexo. A los hombres les sucede lo mismo, en un porcentaje menor, pero no se atreve a decirlo por el tema cultural.

Cuando una persona está en una relación debe haber respeto además de amor. Cuando se permite que la pareja te vulnere, se cae en un círculo vicioso de abuso-pelea-reconciliación se repita.  No se puede seguir siendo permisivo ante un abuso; la víctima no se puede ir acostumbrando al trato denigrante.

Violencia de género abarca no solo las agresiones físicas; puede ser un insulto, una discriminación constante, violación del deseo sexual, invasión de espacio o maltrato psicológico. Se tiene la creencia que las palabras no rompen hueso, pero la secuela que deja un abuso psicológico puede ser peor que un golpe; un comentario puede transformar toda tu existencia como adulto.

En el caso en que la situación se torna agresiva y hay riesgo de vida, lo primero que tiene que hacer es ir a la fiscalía a poner la denuncia.

El teléfono de Linda Anaya es  (0412) 959-4439  y el de Carolina Benítez es (0424) 277-5688 de la Fundación Cara de Mujer.

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