Las hermanas venezolanas Lizabeth y Jenny Rangel, emigraron a Buenos Aires; huyendo de la inseguridad en Venezuela; donde había sido víctimas de robos y hasta objeto de un secuestro. Una vez en la capital argentina; descubrieron que contaban con muchos coterráneos ansiosos de encontrarse con sus sabores de origen; por lo que dieron vida a la Panadería Donna.
Panadería Donna, un pedazo de Venezuela en Buenos Aires
Cuando Lizabeth llegó a Buenos Aires empezó a trabajar en una empresa de administración. De esa experiencia tomó el aprendizaje para conocer de la cultura argentina, afinar el oído para entender las palabras, el ritmo, la tonada nueva, las costumbres.
Y aunque su sueño era administrar un café, lo que consiguió fue la oportunidad de administrar una panadería argentina, cuyo dueño les enseñó a ella y a su hermana lo que debían saber. En ese local siguieron vendiendo los productos argentinos que ya tenían establecido: medialunas, chipá (pan de yuca y queso), tortas, budines, galletas, facturas (piezas de masas, algunas fritas, otras barnizadas en almíbar, rellenas de crema pastelera, membrillo o batata).
En el proceso, se dieron cuenta de una demanda que no estaban atendiendo, pues algunos clientes venezolanos que entraban a la panadería preguntaban si vendían cachitos, arepas, pan de queso. Tras averiguar por internet dónde había una panadería venezolana en Argentina, se dieron cuenta de que no la había. Entonces, comenzaron la transición hacia la panadería estilo venezolano.
¿Cómo lo lograron?
Consiguieron un panadero venezolano, de Mérida, y comenzaron a hacer un cachito al que le pusieron jamón, tocineta y queso venezolano. Después, Lizabeth compró concentrado de guayaba para preparar jugo. De inmediato contaron con el respaldo de los venezolanos que a veces, se sentaban en una esquina y se ponían a llorar, como si esos sabores removiesen sentimientos y recuerdos aletargados.
Desde entonces, en el barrio de Recoleta, en Buenos Aires, Panadería Donna funciona en una esquina, y no deja de tener en las afueras una cola de clientes que quieren comprar: cachitos, pan de guayaba, pastel de manzana, mini pan de jamón, pan de queso, mini lunch, panes hojaldrados de ricota con espinaca, pollo, jamón y queso, jamón de pavo y queso crema, tequeñones; bombas, quesadilla, pan de leche, pan andino, golfeado; empanadas de carne, pabellón, dominó, queso, queso y tajada y pollo.
POR CIERTO
Recientemente se han mudado a un nuevo local, en el que la demanda de sus productos se ha triplicado. Tanto así, que el sitio les está quedando pequeño. Así como el equipo; que ya cuenta con 19 personas además de los empleados de recursos humanos, de limpieza, la encargada, la administradora y las dueñas. Todos son venezolanos reunidos allí; en torno a los sabores que, de algún modo, los regresan al lugar de donde salieron.