Un estudiante de ingeniería chileno, con sensibilidad social, se había mudado a vivir en una comuna en medio de las barriadas chilenas para entender mejor sus necesidades, allí descubrió que sus vecinos no tenían dinero para comprar productos en las presentaciones que existen. Si compran detergente, no alcanza para el arroz.
Tuvo una idea genial.
El estudiante es José Manuel Moller quien junto a Raimundo Bustos creó Algramo, una máquina expendedora de productos como detergente o arroz en porciones pequeñas, que permite al comprador ahorrar y ser más eficiente en el uso del dinero, y no tener que pagar más por los formatos que les ofrecen a mayor costo.
La solución era adaptar algo que ya existía como una máquina expendedora de chicles, luego con ayuda de especialistas crearon su propio prototipo en madera. Algramo, es un modelo de negocio enfocado como canal de distribución de productos de necesidad básica a granel.
Factor de Cambio from algramo on Vimeo.
Se trata de venta al detal, por medio de máquinas dispensadoras de productos de primera necesidad en envases retornables, de modo de reducir los precios de compra, dando solución al problema de falta de liquidez en las familias de escasos recursos que no les permite comprar formatos de mayor volumen, y reduciendo además el impacto ambiental de los envases, pues son reusables cada vez.
Como se compra en Algramo from algramo on Vimeo.
Aunque Algramo buscaba en principio reducir los precios de compra de las familias de manera sustentable e inteligente, ha servido además de apoyo a los almaceneros o bodegueros que ahora pueden competir con las grandes cadenas de supermercados.
Algramo fue elegido por StartUp Chile como el mejor emprendimiento latinoamericano del 2013.
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¿Qué otros productos podrían venderse al gramo o en formatos que beneficien a las personas de bajos recursos?
Información clave de nuestra historia:
- En Latinoamérica, el 73% de la población vive con menos de cuatro dólares diarios.
- El físico alemán Martin Aufmuth tomoo un camino similar al de Algramo al haber desarrollado OneDollarGlasses, que no es más que una iniciativa en la cual se facilita la compra y fabricación de lentes correctoras en los lugares de bajos ingresos, permitiendo a la población adquirir lentes a un dólar. El proyecto piloto inició en Uganda y al presentar un éxito inmenso este se expandió a Ruanda, Burkina Faso e incluso Tanzania.