Antonella Di Russo, abogada de profesión, comenzó a interesarse por la preparación de dulces; luego de que un costoso bombón se derritiera en sus manos sin darle tiempo a probarlo. Ese sería el impulso para prepararse e incursionar en la preparación de dulces crillos; que tienen como protagonistas, frutas del Amazonas. Así nació Almibarte.
Almibarte, dulces criollos con sabores amazónicos
Decidida a emprender en el mundo de la dulcería, Antonnella hizo ocho cursos de bombonería; en los cuales aprendió a trabajar cacao y chocolate. Posteriormente, continuó su formación en dulcería criolla, y se planteó la posibilidad de trasladarse a Alemania; segura de los sabores del coco y el melado, presentes en 75% de los dulces venezolanos, seducirían a los europeos. Sin embargo, a medida que iba explorando con nuevas recetas y ahondando en la dulcería criolla, se dio cuenta de lo poco que se sabe de ésta, así como también, de lo poco que se valora. Entonces, perdió interés por emigrar y decidió quedarse en Caracas. Legalizó su empresa, a la que llamó Almibarte y escogió una docena de recetas de dulces criollos para desarrollar su primera línea de postres venezolanos, en la que incluyó bocadillos, papitas de leche y las tortas Bejarana, de guanábana y de pan.
Propuesta que pronto amplió, incorporando sabores de la selva amazónica, convirtiéndose en el único lugar de Venezuela que ofrece polvorosas de topocho, galletas de mapuey, galletas craqueladas de chocoazú, bocadillos de arazá y túpiro y galletas tipo Newton con harina de topocho y relleno de jalea de copoazú. Y su postre estrella, el amazú, un ponqué con harina de yuca, chocoazú, merey y suspiros atomizados con fragancia de sarrapia.
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Por si fuera poco, Antonella ha logrado conseguir que sus postres tengan muy poca azúcar, sustituyéndola por suspiros aromatizados con sarrapia, semilla muy aromática, que van dentro de la masa y que, con el calor del horno, se atomiza aportando dulzor y fragancia, acentuando el sabor amazónico.
Gracias a que el trabajo con las frutas amazónicas, requiere romper muchas reglas de la pastelería, para entender mejor los procesos, Antonella, tuvo que realizar un diplomado de Química Culinaria.
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