Con el lema «Los libros son las ruedas», el maestro italiano, Antonio de Cava, tras haberse retirado de la docencia y no estar aún preparado para la total jubilación; no halló mejor iniciativa para dedicar su nuevo tiempo libre, que convertir su camioneta de tres ruedas en una biblioteca móvil, y acercar con ella, la lectura a los niños de los pueblos más pobres de Italia. Así nació el Bibliomotocarro.
Bibliomotocarro, cuando la promoción de la lectura no tiene límites
Antonio, sentía que su misión educadora no había finalizado aún. Además, estaba convencido de que el proceso educativo debía traspasar los límites de la escuela e involucrarse en la sociedad.
Por eso, hace casi quince años, compró un motocarro azul celeste; le colocó un techo rojo y una chimenea, para darle el aspecto de una pequeña casita, y luego lo llenó de 1200 libros infantiles. En su mayoría, dirigidos a niños entre 8 y 12 años de edad. Desde entonces, presta los servicios de cualquier biblioteca, y cada mes; recorre 500 kilómetros de su región, Basilicata (Italia), haciendo 8 paradas en distintos pueblos.
¿Qué motiva a Antonio?
Lo hace de forma totalmente voluntaria,sin ayudas ni subvenciones de ningún tipo. Su único interés es extender el amor por la lectura; algo que, en su opinión, en las escuelas no se está haciendo muy bien. Pues, tal como afirma: “A menudo el desinterés por la lectura comienza en la escuela, donde se enseña la lectura técnica, pero no se acompaña de amor. Leer debería ser un placer, no una obligación”.
Cuando el bibliomotocarro llega a un pueblo, hace sonar la misma música que utilizan los camiones de helados (que también suelen ir pintados de color azul claro), y todos los niños acuden. Entonces, les pregunta qué quieren, un libro para escribir o un libro para leer. Él lleva libros impresos y libros en blanco. Casi todos los niños eligen al principio un libro para escribir; que hay que rellenar con cuentos, historias y sucesos de los pueblos por los que pasa.
Así va recopilando las narraciones folclóricas de la región. Pero poco a poco, los niños se interesan también por los libros ya escritos, comienzan a aficionarse por la lectura y a participar y promover diversas actividades en torno a ella, tales como conversaciones y análisis sobre lo leído y también representaciones teatrales al respecto. Una muestra más de que la lectura agudiza la sensibilidad, nos hace libres, crítico s y nos da mayores recursos para interpretar el mundo.