Cinnamon Cosmética, el arte de la jabonería en familia

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Ago 16, 2019

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En el año 2016, cuando en el país se agudizaba el desabastecimiento de productos básicos; entre éstos los jabones de baño, de reconocidas marcas, Juan Carlos Reyes se inició en la elaboración de jabones artesanales, para su consumo propio. Poco a poco, a su iniciativa se fueron incorporando otros miembros de la familia, dando así vida a Cinnamon Cosmética.

Cinnamon Cosmética, el arte de la jabonería en familia

Decidido a iniciarse en el arte de hacer jabones para satisfacer su necesidad; Juan Carlos, ingeniero industrial, contactó a su hermano, mayor Maximiliano. Cuya experiencia como homeópata como segunda profesión; consideraba ideal para integrar su equipo. Entonces, comenzaron a formular y a probar diferentes recetas para elaborar sus primeros jabones. Inicialmente, los elaboraron para sus respectivas familias. Pero ante las recomendaciones de éstas, se atrevieron a ofrecer su producto en los negocios de la ciudad donde residen; El Tigre, estado Anzoátegui. Al principio, sólo dos tiendas los apoyaron y creyeron en el proyecto, colocando en sus anaqueles los productos y dándoles, además, consejos para mejorar el empaque, la información, las etiquetas, etc.

Así, han llegado a producir exquisitos jabones elaborados a partir de aceites vegetales orgánicos, sin ningún tipo de aditivos químicos. Lo que los distingue de la mayoría de los jabones industriales y de muchos jabones artesanales, que son elaborados a partir de grasas animales. Son reconocidos por sus aromáticos y cremosos jabones de aceite de coco, avena y sábila, así como también, por sus aceites naturales para uso cosmético, prensados en frío, de coco y de ricino.

Este emprendimiento familiar, que impacta positivamente al medio ambiente con un producto 100 % biodegradable, ha unido a dos generaciones. La de las hijas de Juan Carlos y la de éste y su esposa, quienes luego de más de 30 años de empleados en la industria petrolera, se arriesgaron a emprender, con la certeza de que nunca es tarde para ello, y de que, así como emigrar no es garantía de éxito, el quedarse en el país tampoco asegura el fracaso.