Hasta hace 20 años, Islandia era uno de los países europeos con mayor consumo de bebidas espirituosas y estupefacientes; por parte de los jóvenes. Sin embargo, actualmente ocupa el primer puesto de la clasificación europea; en cuanto a adolescentes con un estilo de vida saludable. ¿Cómo lo logró?
Juventud en Islandia. Una alternativa sana para lidiar con el estrés sin caer en adicciones.
El estadounidense y Harvey Milkman, doctor en psicología; es autor de una tesis doctoral sobre la relación entre el estrés y las adicciones. En ella, plantea que todas las adicciones tienen en común cambios notables en la química cerebral. Por lo que, en los jóvenes, la adicción puede entenderse como una dependencia a cambios químicos; que son generados al intentar lidiar con el estrés. Planteamiento que lo llevó a preguntarse ¿Por qué no orquestar un movimiento social alrededor actividades que puedan generar en los adolescentes estos cambios químicos, pero sin los efectos nocivos de estupefacientes?
En 1991, tras ser invitado a Islandia a dar charlas y discutir estos temas con autoridades, se convirtió en consultor del primer centro para adolescentes adictos, en el pueblo de Tindar. Allí, junto a la investigadora Inga Dora Sigfúsdótti, realizó varios estudios que les permitieron descubrir una correlación entre la ausencia de adicciones en adolescentes y la participación en actividades organizadas como deporte, música, arte, etc., pasar una buena cantidad de tiempo semanal con los padres, aceptación y afecto en la escuela y no pasar tiempo fuera de casa en las noches.
Programa de Estado
Basado en estas conclusiones, en 1999, el Estado instauró un plan nacional llamado Juventud en Islandia. En el cual, se buscó fortalecer los vínculos entre los padres y la escuela; con el fin de que los padres estuvieran más involucrados y pasaran más tiempo con sus hijos. Se estableció una hora límite para la permanencia nocturna fuera del hogar, a los niños de 13 a 16 años. Y se incrementaron los fondos estatales para los deportes organizados, la música, el arte, la danza y otros "clubs", con el fin de que los jóvenes tengan más alternativas sanas para "sentirse bien".
¿El resultado?: En tan solo 20 años, han logrado reducir el % mensual de jóvenes entre 15 y 15 años que han consumido alguna sustancia adictiva. Así, el consumo de bebidas espirituosas bajó de 42% a 5% y el de estupefacientes de 17% a 7%.
¿Por qué no adoptar en otros países este modelo islandés tan beneficioso para el bienestar psicológico y físico general de millones de jóvenes?