Ericka Flor Ponce de León, es una mujer que, como muchos venezolanos; se ha visto obligada a emigrar a Perú, con su familia, en busca de nuevas oportunidades. Cansada de que sus 50 años de edad se convirtieran en un obstáculo para conseguir trabajo; se decidió a emprender con algo para lo que tiene habilidades y que la hace muy feliz. Cultivar orquídeas.
Orquídeas Ponce de León, emprendimiento venezolano en Perú
Ericka, fue criada en Venezuela, pero nació en Perú. Por lo que ese fue el país que escogió para establecerse con su esposo y tres hijas adolescentes, todos venezolanos.
Después de buscar diferentes trabajos y ser rechazadas en todos por su edad; decidió que no buscaría más empleos y que aprovecharía sus fortalezas y habilidades. Entonces, se preguntó: “¿Qué es lo que se me hace fácil y me hace feliz? Mi hobby: Las orquídeas”. Así nació Orquídeas Ponce de León.
Allí, Ericka se dedica con amor al cultivo de orquídeas. Dicta talleres y ofrece servicios de mantenimiento, trasplante y control de enfermedades y plagas de esta hermosa planta, considerada la Flor Nacional de Venezuela.
¿Cómo comenzó el negocio?
Comenzó con una sola planta en febrero del año 2018; impulsada, además, por problemas de salud de su esposo, buscando crear algo que pudiera crecer con el tiempo y la constancia, y que sirviera para apoyar a su marido en los gastos del hogar. Ahora, cuenta con más de 100 plantas, a su cuidado y con la participación y apoyo de la familia cuando acuden a una feria o dicta un taller. Su reto ha sido cultivar y cuidar estas plantas en su apartamento y protegerlas de las diferentes estaciones del año que se dan en Perú y los altos niveles de humedad de Lima.
Aunque es un negocio, Ericka confiesa que, en su hogar, las orquídeas sirvieron como terapia anti estrés para toda la familia ante el cambio de país y bajo las circunstancias en las que le tocó hacerlo.
Su meta, integrar más tecnología para el crecimiento de su empresa, lo que aspira a lograr una vez que pueda costear una computadora. Mientras tanto, toda la atención la ofrece vía telefónica.
POR CIERTO
Cuando Ericka comenzó con esa idea en Perú, logró contactar al dueño del orquidiario más grande de Lima. Un señor de 83 años de edad, quien afirma que sus años más felices transcurrieron mientras compartió estudios de ingeniería con venezolanos, por quienes siente gran afecto y admiración.
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