Guy Hands es uno de los inversores más exitosos en Reino Unido, y posee una fortuna estimada de US$335 millones. Sin embargo, para lograrlo, tuvo que superar una severa dislexia que dificultó mucho su niñez; y que más que un obstáculo se convirtió en un impulso para hacer algo importante con su vida.
Guy Hands, cuando las dificultades se convierten en motivación
A los tres años de edad, Guy Hands, emigró desde Zimbabue a Reino Unido, donde por severa dislexia; fue víctima de bulling, considerado un “niño diferente” y enviado a una escuela para “niños especiales”. Sin embargo, esos duros momentos de su infancia en lugar de detenerlo, lo impulsaron a demostrarse que podía hacer cosas importantes con su vida.
Tal como afirma: “No es algo poco común, emigrar a un país y sentir ese sentimiento de no pertenencia combinado con la presión de que tienes algo que demostrar. Encima de eso, le añades una extrema dislexia, así que solo te queda ahogarte o nadar. Yo elegí nadar”.
Luego de dejar la escuela especial, empezó a estudiar en una escuela secundaria, al sureste de Londres; donde a pesar de sus dificultades para leer por la dislexia, sus notas en economía y física fueron excelentes. Así obtuvo el valor y la autoestima que necesitó para postularse para entrar al colegio universitario de Mansfield, perteneciente a la Universidad de Oxford.
¿Cómo se convirtió en emprendedor?
Combinando sus estudios con su espíritu emprendedor, empezó su primer negocio. Una compañía de arte que vendía pinturas a domicilio, empleando para ello a estudiantes de varias universidades británicas; llegando a tener 65 empleados y suficientes ingresos para comprar su primera casa.
Desde entonces hasta ahora, su vida de negocios ha sufrido grandes altibajos, pero Hands siempre ha logrado reinventarse y empezar de nuevo. Además, a pesar de la fortuna que ha logrado hacer, nunca se ha desligado de quienes necesitan ayuda; por lo que, en su tiempo libre, realiza labores caritativas y dona fondos a organizaciones que combaten la exclusión social y el alcoholismo.
Asimismo, no guarda rencor contra quienes lo acosaron durante su infancia. Por el contrario, sobre ellos afirma: “Lidiaban con alguien a quien no comprendían y al que probablemente consideraban una amenaza, no física, pero sí mental. No les puedo culpar, ellos hicieron lo que hicieron y era de mí de quien dependía cómo reaccionar".
PREGUNTA
Como padres, ¿cómo podemos ayudar a nuestros hijos a convertir sus debilidades en impulso para desarrollar otras fortalezas?
POR CIERTO
Lo único que frena a los estudiantes con dificultades cuando se trata de alcanzar sus metas en la vida, son los bajos niveles de confianza en sí mismos. De allí, la importancia de fomentar situaciones que permitan exprimir al máximo su potencial personal y social, y reforzar su autoestima.